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Mercat a la Planxa y una tarde de teatro con niños en el Merle Reskin Theater

Desde que mi hijo mayor tenía dos años, he procurado llevarle al teatro todo lo que he podido. Ahora que ya empieza a portarse mejor nos acompaña también el mediano. Ayer tuve la segunda aventura por la nieve con los dos. Fuimos a ver “Symphony of Clouds”, una obra montada por los estudiantes de Arte Dramático de la Universidad de DePaul. Comprar las entradas por teléfono fue muy fácil, y además, a pesar de que las compré a última hora, no hubo ningún problema para que nos reservaran asientos en la tercera fila cuando les expliqué que Mr P es sordo, y que necesita estar cerca del escenario para enterarse bien de todo (y a continuación contárnoslo al resto de la audiencia).
Como siempre, llegamos justitos de tiempo, lo que nos obligó a aparcar en el aparcamiento más cutre que he visto en mi vida, en el 640 S Wabash. No nos pasó nada, y a pesar de mi reticencia el coche estaba intacto al recogerlo, pero estaba apuntalado, había agujeros en el suelo (por donde habrían cabido mis expertos), había goteras por todos los sitios, y una escalera que parecía que llevaba a una mazmorra de película de terror.
La obra me gustó mucho. Mr P (tres años y medio), la disfrutó hasta que se quedó dormido, culpa del horario. A Mr L creo que le gustó, aunque protestó un poco por el exceso (según él) de música. Era una biografía de la infancia de Mozart, con una puesta en escena simple y moderna, que dejaba mucho espacio a la imaginación.

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