A ver si de repetirlo me entra el espíritu navideño. Hace semanas que hay un árbol enorme en el salón, las figuras del Belén de Playmobil están en su sitio, mi suegra mandó una caja con turrones hace ya un mesa y la de mi madre está en camino. Hoy hasta he comprado cien villancicos por ITunes. Pero nada, no me entra el espíritu navideño. Es la segunda Navidad que tengo que pasar lejos de casa, y no lo llevo bien. Porque por siete años que lleve viviendo en este país, mi casa está en un pueblo de la montaña alavesa. Ni la hipoteca me hizo cambiar de parecer. Y la navidad no me parece tal sin el viaje a Eroski en el que mi madre llena dos carros hasta arriba de embutido, espárragos, turrones, y demás viandas festivas. Sin las carreras del día cinco para comprar los regalos. Sin el amontonamiento de Nochevieja, cuando nos juntamos toda la familia en casa de mis padres. Sin poner los árboles (los porque en mi casa hay dos, un pino, como en todas las demás, y un manzano, que está en la calle). Sin el belén que creo que ya ni siquiera está en mi casa, sino en la de mi hermana, pero que estaba hecho de corcho y tenía montones de casas, fuente, puente, misterio y conejitos de la granja de Pin y Pon (esto mucho antes de que las empresas jugueteras empezasen a fabricar belenes de juguete, que a lo mejor debía haberlo patentado). Sin el olor a leña ardiendo en el choco (ya, ya sé que debería ser txoko, pero es que en mi casa lo pronunciamos a la española). Sin la compota de mi madre, que por mucho que lo intente, y por muy bien que cocine, no me sale igual.
Navidad, navidad, dulce navidad…
Vamos, que estoy de bajón. Y es que la Navidad aquí es muy bonita, muy brillante, muy adornada, muy alegre, muy… artificial. ¿Qué es la Navidad sin follones familiares? ¿Sin rollos y cotilleos? ¿Sin familia con la que discutir?
Vamos a pasarla solitos, Nochebuena con un matrimonio amigo pero el resto de días más colgados que un higo. Y por mi niño pondré buena cara, e intentaré sonreír y que se lo pase bien, pero a mi me falta casi todo para sentirme imbuida de espíritu navideño. Habrá que ir a Target, a ver si allí tienen un poco.